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Pedalear en el cerro es como la vida, nada más.

27 de julio del 2014 El tiempo de pedaleo en el cerro en silencio es un momento único de conexión con uno mismo.  Hoy mientras sentía que las piernas no me daban subiendo el Panul entendí por qué me gusta tanto.  Creo que es porque tengo la irrenunciable esperanza de que la vida sea algo parecido a eso.  Por qué porfiar en la pendiente cuando las piernas no dan más? Por llegar a algún lado? Nadie dice que la cumbre es mejor que el sendero mismo.  La magia está en vivir el sendero metro a metro por difícil que parezca.  No fijarse en llegar a la cumbre sino al próximo metro, porque cada paso va cambiando algo en ti, te va fortaleciendo el cuerpo, la mente y el espíritu.   También aprendes la humildad de bajarte de los pedales y caminar al lado de tu bici cuando las piernas no dan... que importa, igual y como sea, vas a subir.   El sendero además te regala algunos planos y tenues bajadas... disfrutarlas es un deber porque duran poco y pronto vendrá otra pendiente.  Y cuando

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